El Riesling es nuestra pasión en el Weingut Peter Lauer. Nuestra finca vinícola en Ayl tiene algunas de las mejores pendientes empinadas en el Saar. Además del famoso Ayler Kupp, cultivamos otros dos importantes viñedos en la región del Mosela: el Saar Feilser directamente sobre el río y el empinado viñedo Schonfels, un poco más arriba. Recientemente, también replantamos y recultivamos el ahora olvidado Lambertskirch, a un paso de Schonfels. Nuestros vinos blancos han estado entre los mejores de Saar durante muchos años. Desde 2013, somos miembros del VDP (Asociación de Bodegas Alemanas de Prädikat). Nuestros vinos de VDP.GROSSEN LAGEN® en estilos secos y semisecos son particularmente especiales. También producimos vinos espumosos excepcionales. Cada barril corresponde a un estilo distintivo y a un punto de origen especial. El mosto de viñedos específicos siempre se vinifica en el mismo recipiente que el año anterior. El barril es así único. La flora de levaduras salvajes dentro del barril "hiberna" en las finas fibras de la madera y fermenta nuevamente en el mismo sitio en un estilo comparable a sus predecesores. Según la costumbre del abuelo, todos los vinos reciben este número: el número de casa en la antigua bodega abovedada. Nuestros vinos se vinifican según antiguas prácticas artesanales y tradicionales y fermentan espontáneamente sin levaduras modificadas genéticamente o cultivadas. Los viñedos sirven como fuente de estas levaduras salvajes. Pero la bodega también alberga flora natural. En el camino hacia un gran vino auténtico, ambas fuentes están involucradas y dejan su huella característica: las levaduras del viñedo y las de la bodega. Nuestros vinos alcanzan su estabilidad interna y equilibrio a través de fermentaciones largas y lentas y un extenso contacto con lías, parcialmente apoyado por el bâtonnage o removido de lías. Esto también hace que el uso de bentonitas sea superfluo, y podemos prescindir de los agentes clarificantes de origen animal comúnmente utilizados, como la cola de pescado, la gelatina o la caseína. Los vinos vinificados de esta manera representan un arte auténtico y muestran su punto de origen. En el viñedo, no utilizamos sustancias que destruyan hierbas o envenenen insectos o ácaros. Utilizamos los medios de viticultura orgánica que se han establecido durante años, pero sin el uso del tóxico ambiental cobre, que ha demostrado matar lombrices y microorganismos en nuestro suelo. En las laderas se utilizan fertilizantes orgánicos de establos de ganado y caballos en nuestro pueblo. No se permiten máquinas pesadas en nuestros viñedos, ya que compactan innecesariamente el suelo y empobrecen el espacio vital allí. Si miras nuestros viñedos, verás rápidamente que las vides se cultivan en pendientes empinadas, y las raíces descienden unos 20 metros en grietas de la roca madre. El suelo está cubierto de pizarras azul-gris, que almacenan el calor, y por lo tanto garantizan un microclima extremadamente favorable en las empinadas laderas de pizarra. Comenzamos la vendimia a mediados o finales de octubre, que puede continuar hasta noviembre. Un período tan largo de maduración produce el vino más aromático, denso e interesante. Un vino que solo se puede encontrar aquí: un vino que habla de su ubicación en la pizarra y el calor, del frío y del trabajo en las pendientes empinadas. En otros lugares, las máquinas complejas han estado cosechando las uvas durante décadas. Creemos firmemente en la calidad insuperable de la recolección selectiva y cuidadosa a mano y en la prensa muy suave. Este es el secreto de la elegancia y la delicadeza de nuestros vinos. El Valle del Saar está relativamente alto sobre el nivel del mar. Las vides crecen aquí a alturas de hasta 350 metros. Al mismo tiempo, el valle amplio y abierto ofrece acceso sin obstáculos a vientos frescos. El tiempo de maduración se prolonga y se realzan las notas minerales en el vino. Las noches frescas aseguran grandes amplitudes térmicas, que promueven especialmente el carácter aromático de la uva Riesling. Hace más de 100 años que el vino del Saar tenía una reputación mítica: costaba el doble que el vino de Burdeos y Borgoña. Una buena botella costaba 15 marcos (Goldmarks) y más. Eso sería uno o dos meses de salario hoy. La clasificación de viñedos más antigua del mundo, de 1832, atestigua la importancia de la viticultura en el Saar en ese momento. Este cadastro vitícola histórico describe los viñedos más exclusivos y valiosos del siglo XIX. En ese momento, el tatarabuelo Matthias sentó las bases de una tradición de 180 años.