Fleury
Fleury
Fleury es una maison de la Côte des Bar que produce champagnes muy finos, capaces de contar con precisión la historia de su terruño.
La maison Fleury tiene su sede en Courteron, un pequeño centro agrícola de la Côte des Bar. Nos encontramos en el departamento de Aube, la rama más meridional de Champagne. Aquí, en 1895, tras la devastadora crisis de la viticultura francesa debida a la invasión de la filoxera, Emile Fleury plantó las primeras cepas de Pinot Noir injertadas en América en toda la región y creó una bodega. En 1929, en plena Gran Depresión, su hijo Robert elaboró y comercializó un Champagne con sus propias uvas, convirtiéndose en uno de los primeros récoltant manipulant de toda la Côte des Bar.
El afán innovador de los Fleury no terminó ahí. En 1962, Jean-Pierre, tercera generación de la familia, toma el relevo al frente de la bodega y decide reconvertir los viñedos de la propiedad a la agricultura biológica. Entre 1989 y 1992, todos los terrenos se convirtieron a la biodinámica, y Fleury se convirtió así en la primera bodega de Champagne en aplicar los principios de la doctrina steineriana en el viñedo. Hoy en día, el domaine está dirigido por los hijos de Jean-Pierre, Jean-Sebastien, Benoît y Morgane, que a su vez han introducido algunas innovaciones importantes en términos de gestión agronómica y enológica, incluyendo el uso de caballos en el viñedo y la producción de cuvées sin sulfitos añadidos.
Las uvas que dan origen a los Champagnes Fleury proceden de viñedos tratados exclusivamente con azufre, cobre y preparados biodinámicos. En comparación con la parte septentrional de Champagne, los suelos de la Côte des Bar se caracterizan por una mayor presencia de piedra caliza, lo que confiere a las uvas una excelente estructura. Entre las cepas cultivadas destaca la Pinot Noir, que ocupa el 90% de las quince hectáreas de viñedo propiedad de la familia Fleury, pero también hay espacio para pequeñas cantidades de Chardonnay, Pinot Blanc y Pinot Gris, estas dos últimas muy poco frecuentes en Champaña. El protocolo enológico es tan sencillo como preciso: las fermentaciones son espontáneas y se utilizan cubas de acero esmaltado y barricas de roble de sesenta hectolitros para la vinificación y el envejecimiento de los vinos base. El espumado en botellas tapadas con corcho y una larga estancia sobre lías confieren a los Champagnes Fleury una gran complejidad, contribuyendo a su singularidad.
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